Mientras Rajoy reclama austeridad a las diferentes administraciones, la
alcaldía de Valencia insiste en ampliar su Palacio de Congresos, con un
coste de 24 millones de euros, en una ciudad en la que abundan los
edificios emblemáticos en desuso.
Palacio de Congresos: tres auditorios y nueve salas de comisiones. Palau
de la Música i de Congressos: dos auditorios y dos salas para eventos.
Palau de les Arts Reina Sofia: dos auditorios y dos salas con un aforo
de 400 espectadores. Feria Valencia: cuarto espacio ferial más grande
del mundo, y en el contexto de crisis económica actual, ¿es necesario un nuevo
recinto para albergar congresos en València? Para su alcaldesa, Rita Barberá, sí.
"Se trata de una inversión productiva, nunca de un
despilfarro, como pretende hacer creer la izquierda radical que confunde
inversión con derroche", aseguró la pasada semana la alcaldesa,
cargando las tintas contra la oposición. Sin embargo, las críticas que
le hacían daño no provenían de los partidos de izquierda, sino de la
patronal. "La ampliación no es necesaria en este momento y con esta crisis", aseguró el presidente de la Unión Hotelera de Valencia.
Desde el consistorio, el argumento a favor de la ampliación es que será
el mismo Palacio de Congresos el que asumirá el coste de las obras. Pero
las voces en contra recuerdan que para emprenderlas necesitará un aval
del ayuntamiento por el 80% del total. Así que, si finalmente el nuevo
edificio no genera beneficios serán los ciudadanos quienes asumirán el
desembolso. En este sentido, existe un mal precedente: las
administraciones valencianas gobernadas por el PP ya prometieron en el
año 2008 que el circuito urbano de Fórmula 1 tendría un "coste cero"
para la ciudadanía gracias al desarrollo urbanístico previsto para su
entorno. La realidad, sin embargo, es que los 85 millones de euros que costó construirlo salieron de las arcas públicas.