domingo, 19 de mayo de 2013

La impresionante Cabeza de Caballo del espacio.

Con motivo del 23 aniversario de su lanzamiento, el telescopio espacial Hubble tomó hace unas semanas una espectacular imagen en el infrarrojo de la Cabeza de Caballo, el icono de las nubes interestelares donde se forman las estrellas. Hace unos días esta imagen se completó con otra captada con el telescopio VISTA en Cerro Paranal (Chile) que nos ofrece una visión más amplia de los fenómenos de formación de estrellas nuevas en las nubes de Orión.
La nebulosa de Orión es uno de los objetos más bellos y espectaculares del Hemisferio Norte. Situada a una distancia de unos 1500 años luz, se encuentra en la región más cercana a la Tierra en la que se encuentran estrellas masivas en formación. Toda la región ha sido objeto de una exploración muy minuciosa a lo largo de la historia de la astronomía. Las observaciones han revelado que las nubes de Orión están formando en torno a un millar de nuevas estrellas de diferentes masas y luminosidades y que se encuentran en diferentes etapas de su evolución temprana.
Las estrellas jóvenes están rodeadas por una amalgama de nebulosas que, en luz visible, presentan aspectos muy diversos: sus colores van del negro intenso a brillantes rojos y azules. En efecto, algunas de estas nubes están iluminadas e ionizadas por la radiación de las estrellas jóvenes próximas que las hacen brillar en diferentes colores, mientras que otras aparecen como nubes oscuras que recortan sus siluetas contra el fondo luminoso.
De entre todas las nubes oscuras en Orión destaca la denominada ‘Cabeza de Caballo’, por su peculiar morfología. La imagen habitual, en luz visible, de esta nube icónica, omnipresente en los libros de texto de astronomía, es la de una silueta negra ante el fondo rosado o rojizo que crea la luz del hidrógeno atómico gaseoso. La Cabeza de Caballo es una nube mucho más densa que las del fondo, estácompuesta por hidrógeno molecular mezclado con pequeñas partículas de material sólido, granos de polvo, que apantallan la luz del fondo y la hacen aparecer oscura en el marco brillante.
La imagen que ha tomado ahora el Hubble es en luz infrarroja. La radiación infrarroja puede atravesar las nubes oscuras y nos permiten examinar su interior. En el infrarrojo, la nube rojiza tras la Cabeza de Caballo resulta invisible, pero la silueta que era oscura en el visible nos muestra ahora todo su detalle: se trata de filamentos de gas molecular que están siendo moldeados por la radiación exterior.



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