Con
motivo del 23
aniversario de
su lanzamiento, el telescopio
espacial Hubble tomó
hace unas semanas una espectacular imagen
en el infrarrojo de la Cabeza de Caballo,
el icono de las nubes interestelares donde se forman las estrellas.
Hace unos días esta imagen se completó con otra captada con el
telescopio VISTA en Cerro Paranal (Chile) que nos ofrece una visión
más amplia de los fenómenos de formación de estrellas nuevas en
las nubes de Orión.
La
nebulosa de Orión es uno de los objetos más bellos y espectaculares
del Hemisferio Norte. Situada a una distancia de unos 1500
años luz,
se encuentra en la región
más cercana a la Tierra en la que se encuentran estrellas masivas en
formación.
Toda la región ha sido objeto de una exploración muy minuciosa a lo
largo de la historia de la astronomía. Las observaciones han
revelado que las nubes
de Orión están formando en torno a un millar de nuevas estrellas de
diferentes masas y luminosidades y que se encuentran en diferentes
etapas de su evolución temprana.
Las
estrellas jóvenes están rodeadas por una amalgama de nebulosas que,
en luz visible, presentan aspectos muy diversos: sus colores van del
negro intenso a brillantes rojos y azules.
En efecto, algunas de estas nubes están iluminadas e ionizadas por
la radiación de las estrellas jóvenes próximas que las hacen
brillar en diferentes colores, mientras que otras aparecen como nubes
oscuras que recortan sus siluetas contra el fondo luminoso.
De
entre todas las nubes oscuras en Orión destaca la denominada ‘Cabeza
de Caballo’, por su peculiar morfología. La imagen habitual, en
luz visible, de esta nube icónica, omnipresente en los libros de
texto de astronomía, es la de una silueta
negra ante el fondo rosado o rojizo que crea la luz del hidrógeno
atómico gaseoso.
La Cabeza de Caballo es una nube mucho más densa que las del fondo,
estácompuesta
por hidrógeno molecular mezclado con pequeñas partículas de
material sólido,
granos de polvo, que apantallan la luz del fondo y la hacen aparecer
oscura en el marco brillante.
La
imagen que ha tomado ahora el Hubble es en luz infrarroja. La
radiación infrarroja puede atravesar las nubes oscuras y nos
permiten examinar su interior.
En el infrarrojo, la nube rojiza tras la Cabeza de Caballo resulta
invisible, pero la silueta que era oscura en el visible nos muestra
ahora todo su detalle: se trata de filamentos
de gas molecular que están siendo moldeados por la radiación
exterior.