domingo, 2 de diciembre de 2012
Semillas de planetas en torno a una estrella fallida Impresión artística del disco de polvo en torno a la estrella fallida.
Un equipo de astrónomos se ha topado con un sorprendente e inesperado hallazgo: granos de polvo cósmico rodeando estrellas fallidas, también conocidas como enanas marrones. Esto supone encontrar semillas de futuros planetas rocosos en un lugar insospechado hasta el momento.
El hallazgo supone un reto para las teorías sobre cómo se forman los planetas rocosos, de similar tamaño a la Tierra, y sugiere que estos pueden ser más comunes en el Universo de lo que se creía hasta ahora.
El equipo de astrónomos del Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés) detectó a través del telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), situado en la ciudad de Atacama, Chile, estas diminutas partículas (parecidas al hollín o a granos de arena) en las regiones exteriores del disco que rodea a una enana marrón (conocida como Rho-Oph 102), un objeto parecido a las estrellas, pero demasiado pequeño para brillar como una estrella.
Se cree que los planetas rocosos se forman por la colisión aleatoria y la unión de las partículas microscópicas, conocidas como polvo cósmico, que rodean a las estrellas. Sin embargo, los astrónomos no esperaban encontrar este material alrededor de las estrellas fallidas. Creían que era imposible que el polvo pudiera crecer porque los discos estaban muy dispersos y las partículas se moverían demasiado rápido como para pegarse tras chocar unas con otras. Además, las teorías predominantes afirman que, en torno a las enanas marrones, cualquier grano que quisiera formarse se movería con rapidez hacia la enana marrón desapareciendo totalmente.
"Nos sorprendió muchísimo encontrar granos de tamaño milimétrico en ese disco delgado y pequeño," dijo Luca Ricci, del Instituto Tecnológico de California (EEUU), quien lidera un equipo de astrónomos con sedes en Estados Unidos, Europa y Chile. "No estamos seguros de que puedan desarrollarse planetas rocosos completos, o de si ya ha ocurrido antes, pero estamos viendo los primeros pasos, de manera que tendremos que cambiar nuestras suposiciones sobre las condiciones que se requieren para el crecimiento de sólidos", afirmó.
La mayor resolución proporcionada por el telescopio ALMA, comparada con la de telescopios anteriores, también ha permitido al equipo localizar gas monóxido de carbono alrededor de la enana marrón —es la primera vez que se detecta gas frío molecular en este tipo de discos. Este descubrimiento, junto con el de los granos de tamaño milimétrico, sugiere que el disco alrededor de la estrella fallida es más parecido a los que se encuentran en torno a estrellas jóvenes de lo que se creía.
Este mismo telescopio permitirá en un futuro obtener imágenes detalladas del disco que rodea a Rho-Oph 102 y de otros objetos. Ricci explicó que "pronto seremos capaces, no solo de detectar la presencia de pequeñas partículas en los discos, sino de saber cómo se reparten a lo largo del disco circumestelar y cómo interactúan con el gas que también hemos detectado en el disco. Esto nos ayudará a comprender mejor cómo se forman los planetas".
La NASA halla en Mercurio agua helada y materiales orgánicos
Washington. (EFE).- Las observaciones realizadas por la cápsula de exploración planetaria messenger han encontrado agua helada y materiales organicos en algunas regiones del polo norte de Mercurio, informó hoy la agencia espacial estadounidense NASA.
El artefacto de exploración, lanzado en 2004 para el estudio del planeta más cercano al Sol y de 485 kilos, llegó a las proximidades de Mercurio en 2008 y entró en su órbita en marzo de 2011.
La misión formal de recogida de información comenzó un mes más tarde y desde entonces messenger ha tomado más de 100.000 imágenes.
Las observaciones previas de Mercurio, hechas desde la Tierra y con telescopios y radar, indicaban que podría haber hielo en las áreas permanentes en sombras en los cráteres en los polos del planeta.
Desde su órbita en torno al planeta messenger observó áreas brillantes y oscuras definidas con luz infrarroja en esas regiones.
Los investigadores de la NASA, en una conferencia de prensa, explicaron que los datos de los instrumentos del messenger, incluido un altímetro por láser y un espectrómetro de neutrones, confirmaron que hay hielo en los cráteres del polo norte de Mercurio.
Los científicos creen que las áreas brillantes captadas en las imágenes representan el hielo que está cerca de la superficie de Mecurio, en tanto que las oscuras corresponden a regiones donde el hielo está cubierto por una capa de material rico en componentes orgánicos.
El artefacto de exploración, lanzado en 2004 para el estudio del planeta más cercano al Sol y de 485 kilos, llegó a las proximidades de Mercurio en 2008 y entró en su órbita en marzo de 2011.
La misión formal de recogida de información comenzó un mes más tarde y desde entonces messenger ha tomado más de 100.000 imágenes.
Las observaciones previas de Mercurio, hechas desde la Tierra y con telescopios y radar, indicaban que podría haber hielo en las áreas permanentes en sombras en los cráteres en los polos del planeta.
Desde su órbita en torno al planeta messenger observó áreas brillantes y oscuras definidas con luz infrarroja en esas regiones.
Los investigadores de la NASA, en una conferencia de prensa, explicaron que los datos de los instrumentos del messenger, incluido un altímetro por láser y un espectrómetro de neutrones, confirmaron que hay hielo en los cráteres del polo norte de Mercurio.
Los científicos creen que las áreas brillantes captadas en las imágenes representan el hielo que está cerca de la superficie de Mecurio, en tanto que las oscuras corresponden a regiones donde el hielo está cubierto por una capa de material rico en componentes orgánicos.
domingo, 18 de noviembre de 2012
''No soporto los círculos''
Cuando Pablo cuenta que le incomoda
mirar todo aquello que tenga un conjunto de círculos o agujeros
(como un panal de miel o un ladrillo de perfil) nadie entiende
exactamente a qué se refiere, ni comprende qué pueden tener de malo
los círculos. Una sensación de incomprensión que comparten muchas
personas con una de esas fobias raras, la tripofobia.
De hecho, los propios
especialistas no acaban de ponerse de acuerdo sobre si esa fobia a
los círculos es tal; algo que trata de remediar desde hace años el
profesor Arnold Wilkins, especialista en estrés visual de la
universidad británica de Essex. Wilkins es el primer científico en
estudiar las sensaciones que pueden desencadenar los conjuntos
de círculos en
algunos sujetos, y sus conclusiones están pendientes de revisión
para ser publicadas en la revista 'Psychological
Science'."El miedo a los agujeros es una fobia común pero poco reconocida", admite Wilkins a ELMUNDO.es; "los afectados generalmente no buscan ayuda profesional para este problema, incluso aunque llegue al extremo de interferir con su vida diaria", reconoce.
En los estudios que ha llevado a cabo
hasta la fecha, hasta el 16% de los casi 300 sujetos entrevistados
admite su fobia a los conjuntos de agujeros (como los troncos de
árbol apilados o por donde sale el agua en la 'alcachofa' de la
ducha). De momento, sin embargo, el trastorno no está 'oficialmente'
reconocido en el manual DSM (la biblia de cabecera de los psiquiatras
en todo el mundo) y son muchos sus colegas dubitativos al respecto.
¿Interfiere en su vida cotidiana?
Antonio Cano, presidente de la
Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés,
reconoce que no ha visto un solo caso de tripofobia en sus 30 años
de experiencia como psicólogo y duda de que se trate de una fobia
propiamente dicha. "No basta con sentir algo raro, para que sea
una verdadera fobia es necesario, además, buscar ayuda",
puntualiza.
A su juicio, la tripofobia
podría encuadrarse más en el mundo de las manías u obsesiones,
pero no cree que pueda calificarse como un verdadero trastorno de
ansiedad (que es lo que son las fobias). "Uno de los requisitos
es que la fobia produzca un malestar
clínicamente significativo
(náuseas, sudores fríos...) y que, además, interfiera con nuestra
vida diaria hasta el punto de que sea necesario buscar ayuda".
Pablo García (nombre ficticio),
admite que en su caso no se producen dichos síntomas físicos, pero
sí reconoce que le da "grima" ver conjuntos de círculos;
"procuro mirar hacia otro lado porque me incomodan, y si me
pilla en un día sensible noto hasta un escalofrío", relata.
Wilkins admite que existen 'grados' de tripofobia, y en los casos más
graves, algunas de las personas que comparten su tripofobia en foros
de internet relatan incluso ataques de pánico, vómitos, sudores
fríos, problemas de sueño, picores...
Un componente evolutivo
El profesor Wilkins explica que
algunas fobias tienen su origen en una mala experiencia (por ejemplo,
si te muerde un perro); otras tienen un carácter innato ("como
en el caso de las serpientes, que pueden dar miedo por su coloración
o movimiento, incluso aunque no hayamos tenido una mala experiencia
previa", aclara).
En el caso de los agujeros, sin
embargo, el origen parece ser un poco distinto: su teoría indica que
esta fobia tiene un cierto carácter evolutivo, que predispone al ser
humano a evitar ese tipo de círculos con textura porque nuestro
sistema visual los identifica como potencialmente peligrosos.
Una idea que comparte José Manuel Alemán, vocal de la junta
directiva del Colegio de Psicólogos de Las Palmas: "Algunas
fobias están relacionadas con la repulsión, la enfermedad, el daño
físico... y es posible que por una cuestión evolutiva algunas
personas sientan rechazo a este tipo de texturas", explica.
En los estudios que Wilkins ha
realizado en Essex, junto a Geoffrey Cole y An Le, ha observado que
las imágenes que despiertan una reacción de disgusto en el 2%-5% de
la población suelen ser círculos con una cierta textura (no
completamente planos) y con mucho contraste sobre el fondo. "Estas
características permiten una identificación rápida de lo que puede
ser peligroso (como el estampado de una serpiente o una planta
venenosa)", aclara sobre su hipótesis evolutiva. Aunque el
doctor Jesús de la Gándara, jefe del servicio de Psiquiatría del
Complejo Asistencial de Burgos, sugiere la posibilidad de que algunos
de estos patrones visuales, muy esquemáticos, produzcan la
estimulación de ciertos grupos neuronales concretos; "estaríamos
quizás más ante un fenómeno de neuropsicología, que ante una
fobia específica", aclara.
En el caso de Pablo, recuerda
bien el día que se dio cuenta de aquella 'rareza'; "creo que
nunca me hicieron mucha gracia los círculos, pero recuerdo
especialmente una vez que estaba esperando para entrar en clase en la
Facultad. Mientras estaba apoyado en la pared me di cuenta de que se
había caído un poco de pintura, por lo que se veía un trozo de una
rejilla formada por pequeños agujeritos. Me dio mucha grima así que
me alejé de la pared y procuré
evitar mirarlo.
Recuerdo que se lo comenté a algunos compañeros y nadie me
entendía...".Como otras personas con tripofobia, Pablo insiste en que no evita los círculos aislados, sólo si tienen relieve y están agrupados (como en el caso de los plásticos de burbujas). "Ni me podía imaginar que existiera una fobia de este tipo (aunque en mi caso no llegue a ese extremo)", reconoce, "pero [cuando lo cuento] todo el mundo lo achaca a una rareza y habrá quien crea que me lo invento". Una sensación que comparten otros afectados: "Nadie suele tomarme en serio, creo que los psicólogos incluso son escépticos sobre la influencia que esto puede tener en mi vida diaria", señalaba Tammy Swallow (de Carolina del Norte) en un reportaje sobre este tema publicado en el diario 'The Washington Post'. "Es posible que muchas personas lo sienta como algo 'normal' o como un rasgo de su personalidad, y puesto que en la mayoría de los casos no interfiere en su vida diaria, ni tiene mayores consecuencias, no buscan ayudan profesional", resume José Manuel Alemán.
Retrato de la Tierra con polvo, humo y contaminantes
La simulación climática en ordenador del clima de la Tierra con la
que trabajan los expertos de la NASA permite hacer un retrato del
planeta en el que destacan los llamados aerosoles, es decir, las
partículas en suspensión del polvo que se levanta de la superficie, la
sal marina que gira dentro de los ciclones, el humo que se eleva de los
fuegos y las partículas de sulfatos procedentes de los volcanes y de la
quema de combustibles fósiles.
La simulación, global y en alta resolución, es un modelo computerizado dinámico con el que se trabaja en el Centro de Vuelo Espaciales Goddard, informa la NASA, y supone una herramienta esencial para estudiar el papel de la meteorología en el sistema climático terrestre. El modelo, denominado GEOS-5 es capaz de simular la meteorología de todo el mundo con resoluciones que van desde 3,5 a 10 kilómetros.
En el retrato del planeta, los diferentes códigos de colores permiten identificar el polvo (en rojo), la sal (azul), el humo (verde) y las partículas de sulfatos (blanco).
La simulación, global y en alta resolución, es un modelo computerizado dinámico con el que se trabaja en el Centro de Vuelo Espaciales Goddard, informa la NASA, y supone una herramienta esencial para estudiar el papel de la meteorología en el sistema climático terrestre. El modelo, denominado GEOS-5 es capaz de simular la meteorología de todo el mundo con resoluciones que van desde 3,5 a 10 kilómetros.
En el retrato del planeta, los diferentes códigos de colores permiten identificar el polvo (en rojo), la sal (azul), el humo (verde) y las partículas de sulfatos (blanco).
Los osos panda vivían en España
El oso panda no está tan ligado a China como se pensaba hasta ahora.
Lo acaba de demostrar un equipo de paleontólogos españoles, en un artículo que publica PLoS.
El trabajo asegura que unos restos fósiles de hace entre 11 y 12
millones de años hallados en España pertenecen al ancestro más antiguo
de los osos panda conocido hasta ahora.
La filogenia del panda gigante (Alluropoda melanoleuca), que actualmente solo vive en China, ha sido objeto de debate entre biólogos y paleontólogos desde hace décadas. La corriente mayoritaria ha situado siempre su origen en Asia, pese a que estudios realizados en los años 40 a partir de unos restos hallados en Hungría apuntaban que este grupo de de osos también pudo habitar en Europa durante el Mioceno. La escasez de registros de esa época había impedido confirmar esta tesis hasta ahora y la corriente general seguía considerando el Alluractos del Mioceno tardío en China (de ocho a siete millones de años atrás) como el miembro más antiguo y cierto del linaje.
La nueva especie que describen los investigadores españoles, bautizada como Kretzoiarctos, modifica todo el calendario del linaje de los panda, según Abella. "Creemos haber confirmado aquellos indicios que apuntaban los restos encontrados en Hungría", sostiene. "No tenemos más fósiles para establecer la cadena evolutiva ni afirmar que se trata de un ancestro directo, pero sí podemos asegurar que los que hemos analizado forman parte de este grupo", precisa.
Los fósiles que analiza el artículo, varios dientes y una mandíbula, no son nuevos y se sabía que pertenecían a osos, pero hasta ahora nadie los había relacionado ni descrito específicamente. Dos de los dientes habían sido localizados en los años 90 el municipio de Nombrevilla, en la comarca de Daroca (Zaragoza), y estaban depositados en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, mientras que la mandíbula y más dientes fueron encontrados recientemente en el Abocador de Can Mata (Hostalets de Pierola, Barcelona) y depositados en el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont.
Los restos de Zaragoza habían sido asociados inicialmente al género Agriarctos y habían permitido crear una nueva especie, Agriarctos Beatrix, similar a los restos de Hungría. Entre estos restos, sin embargo, no había dentición inferior, lo que dificultaba la comparación con la especie tipo del género. "Ha sido la mandíbula hallada recientemente en el Abocador de Can Mata la que nos ha permitido relacionar los restos españoles y los húngaros con los panda", explica Abella.
El nombre elegido para bautizarla, Kretzoiarctos, hace honor al paleontólogo Miklós Kretzoi, que lideró durante muchos años las excavaciones de los yacimientos húngaros donde fueron hallados los primeros indicios de su existencia.
La filogenia del panda gigante (Alluropoda melanoleuca), que actualmente solo vive en China, ha sido objeto de debate entre biólogos y paleontólogos desde hace décadas. La corriente mayoritaria ha situado siempre su origen en Asia, pese a que estudios realizados en los años 40 a partir de unos restos hallados en Hungría apuntaban que este grupo de de osos también pudo habitar en Europa durante el Mioceno. La escasez de registros de esa época había impedido confirmar esta tesis hasta ahora y la corriente general seguía considerando el Alluractos del Mioceno tardío en China (de ocho a siete millones de años atrás) como el miembro más antiguo y cierto del linaje.
La nueva especie que describen los investigadores españoles, bautizada como Kretzoiarctos, modifica todo el calendario del linaje de los panda, según Abella. "Creemos haber confirmado aquellos indicios que apuntaban los restos encontrados en Hungría", sostiene. "No tenemos más fósiles para establecer la cadena evolutiva ni afirmar que se trata de un ancestro directo, pero sí podemos asegurar que los que hemos analizado forman parte de este grupo", precisa.
Los fósiles que analiza el artículo, varios dientes y una mandíbula, no son nuevos y se sabía que pertenecían a osos, pero hasta ahora nadie los había relacionado ni descrito específicamente. Dos de los dientes habían sido localizados en los años 90 el municipio de Nombrevilla, en la comarca de Daroca (Zaragoza), y estaban depositados en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, mientras que la mandíbula y más dientes fueron encontrados recientemente en el Abocador de Can Mata (Hostalets de Pierola, Barcelona) y depositados en el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont.
Los restos de Zaragoza habían sido asociados inicialmente al género Agriarctos y habían permitido crear una nueva especie, Agriarctos Beatrix, similar a los restos de Hungría. Entre estos restos, sin embargo, no había dentición inferior, lo que dificultaba la comparación con la especie tipo del género. "Ha sido la mandíbula hallada recientemente en el Abocador de Can Mata la que nos ha permitido relacionar los restos españoles y los húngaros con los panda", explica Abella.
El nombre elegido para bautizarla, Kretzoiarctos, hace honor al paleontólogo Miklós Kretzoi, que lideró durante muchos años las excavaciones de los yacimientos húngaros donde fueron hallados los primeros indicios de su existencia.
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